Por Meritxell Freixas |
Santiago de Chile (EFE).- Más de 23.000 fotografías inéditas de un viaje familiar al sur de Chile a principios de los años 80 de la familia Sánchez Mena, que creó la primera guía de viajes de autor al país sudamericano, corren riesgo de deteriorarse o ser perdió la financiación pendiente para asegurar su preservación.
La Fundación Enderreno, dedicada a la digitalización de imágenes históricas, atesora miles de negativos de la guía turística que los chilenos «llevaban en la guantera de sus vehículos» durante casi 25 años. Bengoá.
Arquitecto de profesión y comprometido con el patrimonio histórico, natural y cultural, Jorge Sánchez fue pionero en la elaboración de guías turísticas a Chile a través de vacaciones familiares.
El primero, entre 1982 y 1983, se emitió bajo el auspicio del Banco de Osorno; Gracias a la telefónica de Chile y a Publiguias (Páginas Amarillas) con la popular guía Turistel, desde 1986, y a las empresas de gas Copec con la marca ChileTur desde 2009.
«La guía inspiró la apertura del país al turismo para los chilenos», dice a Efe Tomás, el menor de seis hermanos, continuando la pasión de su padre.
«Libro más vendido» en Chile
Inspirándose en la Guía Michelin española descubierta por Jorge Sánchez en un viaje por Europa, describía rutas turísticas y guiaba a los viajeros en sus viajes.
«Mi padre empezó con la tesis de que Chile es un país amplio, no estrecho, con mucho que mostrar», dice Tomás.
Cada revista llegó a casi dos millones de personas por correo y se pagó en tres cuotas a través de su factura telefónica. «Esto nos permitió maximizar la producción: vendimos 25.000 juegos, cada uno con cuatro guías, lo que significa que fueron 100.000 publicaciones. De lejos, el libro más vendido», añade.
En la presentación de la primera edición (1986), el entonces director general de la compañía telefónica, Evan van de Weingaard, señaló que el manual «llena un vacío de información que será de gran valor para enriquecer la experiencia de viaje». Dice: «Ni siquiera los chilenos lo saben».
Un viaje sobre «pan de molde».
Tomás Sánchez recuerda haber viajado por Chile a los 14 años en una camioneta Suzuki blanca, comúnmente conocida como «trozo de pan», hacia lugares remotos y sin tracción.
Recordemos el tramo de más de 1.200 kilómetros de la Carretera del Sur, la gran obra pública de la dictadura en el Sur, que llevó a ocho miembros de la familia a dormir en una tienda de campaña diseñada por el padre; O un viaje a la isla de Silos, mil kilómetros al sur de la capital, que visitaron en barco durante dos semanas.
En la primera guía turística de ese viaje, Jorge Sánchez describió la isla como «una zona del norte completamente diferente al resto de Chile» y una cultura «completamente actual, con cientos de testimonios que asombran al viajero».
«Era agotador: íbamos y veníamos para tomar notas, hacer fotos, hablar con una mujer, pedir las llaves de la iglesia. El viaje fue agotador», dice el hijo.
«Apreciemos lo que tenemos»
El mayor desafío de Enterreno fue preservar con exactitud la autenticidad de las fotografías que sirvieron de materia prima a la obra de Jorge Sánchez. «Existe una necesidad urgente de digitalizar la fotografía histórica antes de que pierda su calidad, se oxide o se raye», afirma Bengova. Para ello, asegura, necesita recursos.
Su fundación, que cuenta con una base de datos en línea de 70.000 fotografías históricas de lugares de Chile y es administrada por su propia comunidad de suscriptores, conserva imágenes originales u otras imágenes valiosas, como reproducciones, de Limachi, una zona rural de la región de Valparaíso, de 1888. Un álbum con escenas de todo el país, incluyendo hitos icónicos del Santiago de 1890.
Según él, las fotografías de Touristal tienen el valor de restaurar los paisajes previos al terremoto de 1985, que mató a cerca de 200 personas y destruyó gran parte de la infraestructura en la parte central del país.
«Hay pocos registros conservados de edificios de aquellos años antes de que colapsaran», dice Bengoa.
La aportación de Jorge Sánchez, fallecido en 2008, ha sido reconocida con varios premios que honran el patrimonio del país por «valorarlo», afirma su hijo, desde el punto de vista histórico, geográfico, cultural y natural.
La afición que le inculcó su padre, concluye, «es conocer y evaluar qué tenemos que hacer para construir un país mejor».
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